Porque yo también me frustraba.
Escribía con ChatGPT, lo leía y pensaba:
“Esto no suena a mí. Parece hecho por un robot.”
Hasta que entendí que el secreto estaba en cómo le pedía las cosas.
Y cuando cambié la forma de usar la IA, mis textos empezaron a sonar naturales, rápidos y míos.
Ahora quiero que tú también lo consigas.